lunes, 7 de febrero de 2011

En 1956, en una conferencia de ONU se aprueba la Convención Suplementaria sobre la abolición de la Esclavitud, la Trata de Esclavos y las Instituciones y Prácticas análogas a la Esclavitud, en la que se amplía la definición de esclavitud contenida en la Convención de 1926, para incluir la servidumbre por deudas, formas serviles de matrimonio y la explotación de niños y adolescentes.
A pesar de todos estos avances, esta actividad, hoy considerada criminal, sigue haciendo de las suyas, presentándose de una manera más organizada, más inhumana y cruel, y dispuesta a todo y por sobre todo para cumplir sus fines. Más peor aun, se presenta como una actividad apoyada y financiada por entes y organizaciones poderosas, sin escrúpulos ni valores, y capaces de controlar toda una maquinaria secreta ya introducida en las más altas esferas de poder, que lo único que esperan es recibir los millones de dólares que genera este mercado humano.

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